LA LIBERTAD DE "DES-DEFENDERSE"

“Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha, ¿no es esto ser feliz pese a la muerte?"

Queridos Lectores:

Les comparto este texto de la Autora: Virgina Gawel, invitándonos desde la esencia, a ser quién somos...

No tener que traducirse a sí mismo es uno de los descansos mayores del espíritu. Estar con los que nos saben, o que al menos con quienes no nos interpretan desde otro idioma: "como pájaros de la misma especie". No tener que explicarse todo el tiempo. Y mucho menos tener que decir lo que NO somos, sólo para encajar en el mundo. ¡Qué tristeza tan honda la de "ser" quienes no somos!

La vida es ruda; nos impulsa a defendernos. Y terminamos viviendo así: acorazados. Pero portar esa coraza a tiempo completo es dejarse solo a sí mismo: nos volvemos como cartas que nadie puede leer… porque el sobre está cerrado. Necesitamos aprender algo para lo cual ni siquiera se ha creado la palabra: "desdefendernos". Como "desvestirnos, desnudarnos, desarmarnos": ¡dejarnos libres!. Desdefendernos, y entonces hablar desde lo que somos... y escuchar lo que el otro desdefendidamente es.

Cuando nos sentimos mirados a partir del prejuicio, desesperamos: ser vistos como NO somos... y ¡no poder demostrar el error! Pero, cuidado: también nosotros solemos mirar tras ese filtro. Entonces: miremos viendo. ¿Quién es el otro, de verdad? Dejémonos ver, desdefendidos. Elijamos ser sobres que se abren, para que la carta pueda ser leída... por quien la sepa leer. 

¡Ésa es la felicidad más delicada que existe!

La persona que aprende a desdefenderse propicia una instancia de apertura para con el otro, pues se da una comunicación de esencia a esencia, indispensable para todo proceso de transformación.

NAMASTE-NAMASKAR

"Nos vemos mañana"